martes, enero 27, 2009

Workin on a dream

Vale. Hoy sale el nuevo disco de Springsteen, titulado como figura más arriba y cuando acabe el día lo tendré, así, como un trámite. Desde que Amancio se apoderó de lo fue Madrid Rock, comprar discos se ha convertido en algo tan vulgar como comprar sal para el lavavajillas.

De acuerdo, Madrid Rock no era la mina del underground aunque se encontraban cositas interesantes. Pero el jodido Jardín de las Delicias era la parte posterior, que cada año fue conquistando metros de tienda. En aquel espacio dedicado a las series medias me hice con más de la mitad de los CDs que tengo. Allí pude encontrar a muy buen precio, los discos que los críticos y los músicos citaban como clásicos imprescindibles y los que habían sido banda sonora de mi vida grabados en una cinta TDK de 60 minutos (sí, las que se rebobinaban con un boli bic). Podía pasasarme horas pasando cajas de CDs con un hábil movimiento de dedos, "clac" "clac" "clac". Una entraba a comprar el útimo disco de Backyard Babies y salía tres horas después con ese... además de tres directos de Bob Dylan, un recopilatorio de Jackson Brown y el The Real Thing de Faith No More, que claro, lo tenía en una cinta grabada hace diez años vete a saber por quién y a ver dónde lo escucho ahora.

Todo eso terminó. Madrid tiene una tienda Berskha más y yo ya no quedo "para comprar discos". Todo lo que salga de mainstream hay que pedirlo por internet y lo que no, puedo comprarlo en Carrefour y de paso coger sal para el lavavajillas.

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