viernes, marzo 26, 2010

Shelter Me

Después de que el resultado de ayer en Euroliga (probablemente sea engordar para morir pero el disfrute de ayer no me lo quita nadie) pusiera mi nivel de dicha en altísimos niveles, para rematar desde hace una hora soy poseedora de una entrada para el concierto de Cinderella en Madrid el próximo 9 junio. Algo que, sinceramente, creía que nunca llegaría a ver.

A lo mejor resulta un poco infantil pero a mí estas cosas me dan la vida, así que me ne frega. Hoy soy una tipa feliz. Muy feliz.

No he localizado ningún vídeo de Keifer & compañía que expresara mi euforia así que la banda sonora en el ducado para hoy es mi canción favorita de ellos.

Cinderella. Shelter Me. Grandiosa canción y espectacular vídeo. Con saludo para Tipper Gore incluido.

jueves, marzo 25, 2010

The Boxer

Como a Lisa Simpson, como a un altísimo porcentaje de las mujeres occidentales me preocupa mi peso y bastante. Más de lo que me gustaría, más de lo que estoy dispuesta a admitir. Seguramente más de lo que debiera. Cosas de la sociedad moderna. Por eso a mediodía, en lugar de irme a ingerir calorías me voy a quemarlas al gimnasio (bueno, por eso y porque en dos horas no me da tiempo a ir a casa a comer)

Una de las clases que frecuento es la de bodytonic porque odio la sala de musculación y con esta clase puedo hacer algo de tonificación muscular, no sólo cardio (eso ya lo hago corriendo o con el spinning). Normalmente la primera parte es una coreografía sencilla con step. Ojo, la medida de sencilla es para el común de los mortales, no para esta pobre hidalga entre cuyas cualidades no está la del baile. No tengo ritmo, no tengo gracia, no tengo memoria, no tengo equilibrio. Los que me conocen lo saben: si Madame baila es que lleva una buena tajada.

Por eso cuando en lugar de coreografía toca cardiobox me mola. Básicamente consiste en imitar al ritmo de la música (horrible por cierto, un día tengo que hablar de lo espantosa que es la música de gimnasio y el esfuerzo mental que requiere impermeabilizar la mente) movimientos de kickboxing: ganchos, patadas, puñetazos… es agotador y bastante provechoso. Yo lo recomiendo porque no sólo es un ejercicio de cardio muy intenso, también, si una logra meterse en el papel, es muy relajante. Más que nada porque la gracia de esto es fingir que repartes leches como Chuck Norris y claro, eso requiere un enemigo, una jeta a la que imaginar que le estás metiendo una buena patada en la boca porque se lo merece. Y yo me meto en el papel a base de bien. Asustadita me quedé ayer cuando me vi la cara en el espejo.

Será que mi víctima imaginaria se lo merece. Y mucho.

Simon & Garfunkel. The Boxer. Un grupo que sabía que existía, claro,pero al que jamás había prestado atención hasta que me lo recomendó encarecidamente hace un par de años… una muchachita que no tenía ni 20 años. Hay mucha música esperando ahí fuera.


martes, marzo 16, 2010

Don't Stop The Sandman

Me encanta la radio. Desde siempre. De hecho cuando cometí el craso error de estudiar Periodismo lo hice imaginándome siendo Luis del Olmo. La vida giró muchas veces y hoy trabajo en algo que nada tiene que ver con el periodismo. Ni ganas.

Sin embargo sigo siendo una gran aficionada a la radio, una viciosa escuchante, como dice Pancracio Celdrán, de radio convencional y de esa maravilla de nuestro tiempo que me tiene absolutamente enganchada como a una yonqui: los podcast.

Hace tiempo que me digo que tengo que dedicar una entrada a los podcast a los que estoy suscrita, entre los que, cómo no, hay varios musicales de distinto pelaje. El problema es que quiero hacerlo bien y últimamente ando bastante escasa de tiempo.

Y este rollazo, si no voy a hablar hoy de podcast … ¿a santo de qué viene? Pues de viene a santo de que hace unos días oí en uno de estos programas, MelodicRock , de la simpatiquísima Pilar Sánchez, esta curiosidad que me pareció muy atractiva y divertida.

A ver si os pasa como a mí : a punto estuve de sufrir un telele en plena estación de Estrella porque no veía/escuchaba el momento de que por fin llegara ese pedazo estribillo de Don’t Stop Believing.

Rock Sugar. Don’t Stop The Sandman. ¿"Guilty pleasure"?

lunes, marzo 15, 2010

Is Good To Be King

...especialmente en España. Es un chollazo. Todo el día “living la vida loca” y con el mayor aparato de publicidad imaginable ojo avizor para impedir que ninguna reprobación pase del murmullo o de las majaderías del tal Peñafiel que nadie puede tomar como crítica seria.

Se muere uno de los nombres más importantes de la literatura española de todos los tiempos y ni un solo miembro de esa numerosa familia funcionaria, con plaza sin oposición y de carácter hereditario, encuentra tiempo ni fuerzas para ir de Madrid a Valladolid, ni el viernes a la capilla ardiente ni el sábado al entierro.

El padre, el campechano, pasándolo teta en la Fórmula 1 en Bareihn; el hijo, que claro estaba muy cansado por haber asistido a la toma de posesión de Piñera … ¡el jueves, joder! mira que dudo que tuviera el cuello fastidiado por haber venido en clase turista y a Pucela se tardan dos horas desde Madrid. La madre, que por lo visto recien regresada de Chipre, vamos ni que viniera de Nueva Zelanda… la nuera, también miembro oficial de la Famlia Real, ni se sabe.

La ausencia de esta gente no disminuye en nada, absolutamente en nada, la relevancia de Delibes, faltaría más, pero a esos señores se les paga, precisamente, para este tipo de cosas, para que figuren como llamativos y caros floreros. Pues a figurar, joder.

Tom Petty. Is Good To Be King.

domingo, marzo 07, 2010

Nobody can walk in John Wayne’s boots

Hace ya años que los Oscars dejaron de ser para mí un acontecimiento que seguía con devoción, poniéndome el despertador a las dos y media de la madrugada, preparándome una cafetera y viéndola en Canal +, en la televisión de la cocina con los pies muy, muy, muy. fríos y el sonido muy, muy, muy bajito.

No culparé al cine actual, no sé si él tiene la culpa, simplemente no me llama en absoluto la atención y como un matrimonio que ha dejado de quererse, hace tiempo que los Oscar y yo rompimos y como mucho prestaré atención a los trapitos de las estrellazas.


Sin embargo la fecha la uso vilmente como mero pretesto para, además de saltarme las reglas de mi virtual ducado, plantar en él uno de los momentos más hermosos y emocionantes que este fiestorro de celebridades ha ofrecido en su larga historia: 1979. El más grande, John Wayne, estaba comido por el cáncer. Apenas dos meses después de la ceremonia murió. De hecho estaba tan débil que aquella noche El Duque no estuvo en el patio de butacas esperando el momento en el que debía subir al escenario a entregar el premio a la mejor película, sino tumbado en una cama y con atención médica.

Cuando hace poco tiempo volví a leer aquella historia, busqué el vídeo en youtube. No sé si habrá alguien que alguna vez haya disfrutado con sus películas y pueda ver este vídeo sin que se le haga un nudo en la garganta, viendo a ese majestuoso hombretón bajar las escaleras vencido por la enferemad pero orgulloso y elegante mientras todo el patio de butacas en pie rinde pleitesía. Yo no.

Lo había dicho Bob Hope en la ceremonia de un año antes: "We want you to know Duke, we miss you tonight. We expect you to amble out here in person next year, because there is nobody who can fill John Wayne's boots". Dice una de esas historias con tintes de leyenda que tanto gustan en Hollywood que oír aquel mensaje dio fuerzas al hombre que realmente mató a Liberty Valance para vivir un año más y llegar a la ceremonia del 79.
A mí me encanta creerla.

Ceremonia de los Óscar de 1979. Entrega del premio a la Mejor Película, parte 1 (recomiendo ver también la segunda parte de la entrega)