jueves, noviembre 18, 2010

Meet Me By The River's Edge

Tornada y requetetornada hace días de mi periplo bruselense (así lo dice la RAE), puedo afirmar: yo no soy Jon Landau, así que no sé si el domingo pasado vi el futuro del rock pero deseo con todas mis fuerzas que así sea porque me parece un futuro lleno de furia, energía, potencia, furia, romanticismo, veneración a los ancestros y poesía de lo cotidiano, que es lo que para mí es el rock. Todo eso es lo que ofrece hoy día The Gaslight Anthem, una banda que, sí o sí, tiene que pasar durante 2011 por estas tierras.

El concierto tenía lugar el domingo en pleno Ancienne de Bruselas. La próxima vez que oiga que Madrid es una ciudad rockera me partiré de risa porque me parecerá sencillamente, una gilipollez mientras los conciertos de dimensiones medianas se sigan celebrando en antros como La Riviera. Comparar una sala bien preparada, con un amplísimo recibidor, con buen sonido, que pone a disposición del público una taquilla para que guarde sus pertenencias, que da a una de las calles principales de la ciudad; con una discoteca adornada en el centro con absurdas palmeras y columnas, de sonido normal pero visibilidad chunguísima y en medio de un barrizal sucio y mal iluminado da risa. Por cierto, que allí hay conciertos casi todas las noches, unos días antes Ryan Bingham y el lunes, cuando nos volvíamos, The Black Keys, por ejemplo.


En cuanto a la banda, la forma de evaluar la actuación es tan simple como esta: SÍ, MERECIÓ LA PENA IRSE HASTA ALLÍ. Sus tres discos (gracias Amazon.Uk, por tenerme dos meses esperando el EP para al final nada y no ofrecerme ni un puñetero vale descuento, ya me habéis visto el pelo) me tienen enamoradita desde que en los alrededores de Springsteen di con ellos hace algo más de un año. 59' Sound fue mi disco favorito de 2009 y American Slang su sucesor de 2010 (a la espera de que me llegue LA CAJA, si es que entra en la categoría). Este no es su momento, ni de coña, es el primero de muchos. Lo tengo clarísimo: están aquí para quedarse.

Puesto que las actuaciones empezaban a las 19.00, de los dos teloneros Sharks y Chuck Ragan, sólo pudimos ver al segundo y no completo (en una de las capitales cerveceras europeas no se podía esperar otra cosa de mí). Muy a tener en cuenta, por cierto, del mismo palo que los cabezas de cartel pero acompañado sólo de su guitarra y un violinista. Más crudo que un steak tartar e infinitamente más apetecible para mí.

Me llamó mucho la atención que las pruebas de sonido de The Gaslight Anthem de batería y guitarra la hicieran los propios músicos, Ben Horowitz y Alex Rosamilia, al menos yo no lo había visto nunca. Poco después de la hora anunciada arrancaron con una escenografía sencilla pero efectiva, un telón de fondo con una calavera, y un tema de los más amables de American Slang, The Spirit Of Jazz.

A partir de ahí, con el público ya conquistado (y cómo se nota la diferencia de nivel de inglés de un país a otro), fueron desgranando temas de sus tres discos y medio (cómo sono mi adorada Bing It On) y una versión de In The Midnight Hour de Wiilson Pickett sin apenas parar ni siquiera para presentar la banda, salvo una pequeña charla de Brian Fallon, tipo simpático, con cara de colega de birras, carismático e indiscutibilísimo lider del grupo, sobre el baseball, el fútbol, el dinero y la promesa de invitar a perritos y cerveza a todos los presentes y para decir que, puesto que sólo podían tocar hora y media (no todo iba a ser perfecto en el Ancienn), iban a tocar todas las canciones seguidas hasta llegar al que está siendo el cierre de concierto durante toda la gira, la tremenda The Backseat.

El repertorio, sintiéndolo mucho, es copiado de por ahí, mi estado de euforia durante el concierto que ni de broma podría recordarlo. Sí me acuerdo de dos que me faltaron, Meet Me By The River Edge y See Loves You (y eso que había operación Tuiter montada). En fin, otra vez será. En 2011 y aquí.

Esta entrada me gustaría haberla hecho antes pero el lunes llegué molida y desde entonces no me he encontrado la ocasión. De hecho dude sobre si tenía sentido hablar de un concierto cuatro días depués pero menos sentido hubiera tenido no dejar constancia en el ducado. Eso sí, la lejanía temporal deja casi fuera el concierto de Jesse Malin el viernes antes de irme y que estuvo muy bien, lo que me gustó la ciudad (¿aburrida? A mí no me lo pareció), los estupendos anfitriones a los que nunca estaré suficientemente agradecida, los centenares de cervezas para elegir, cada una servida en su copa respectiva y los pecaminosos bombones que me he traído (ya puedo echar carreras para purgar pecados).

Sólo me da pena una cosa, que se haya pasado ya.

(Hoy hago una pequeña trampa. El vídeo no es de la canción que da título a la entrada, que es la que me faltó, sino un chulísmo montaje de casi 8 minutos con distintos momentos del concierto. A su autor, fivepointxx, le doy las gracias aquí, aunque no me entienda, ya que no tengo cuenta en youtube)

viernes, noviembre 12, 2010

The Backseat

A mí esta canción me parece un auténtico cañón para cerrar un disco... y un concierto.
Si el domingo terminan con ella, me harán una tía feliz.

The Backseat. The Gaslight Anthem.

domingo, noviembre 07, 2010

Ticket To Ride

Si todo va como tiene que ir, dentro justo de una semana estaré en Bruselas a punto de ir al concierto de The Gaslight Anthem.

Cuando compré las entradas me sentí ligeramente intranquila puesto que mi inglés está bastante oxidado, mientras que mi neerlandés y mi francés están más o menos en el mismo nivel, 0. No tenía demasiado claro cómo me haría físicamente con las entradas. Creía haber leído algo sobre envío por correo pero no sabía hasta qué punto sería tal cosa aplicable a una compra hecha con una dirección de otro país.

Pues bien, tres días más tarde, cuando llegué a mi casa a mediodía, tenía en el buzón un sobre remitido por correo aéreo con las dos entradas. Cada tique me había costado 18 € y los gastos de tramitación, con las entradas cómodamente recibidas en mi domicilio, fueron de 3 €, es decir, un 16% del importe. Será un país sin gobierno pero no se puede negar que son eficaces (y lo de aburridos...no lo sé, el cartel de conciertos desde luego no transmite esa idea).

Acabo de comprar una entrada para el concierto de Jesse Malin el próximo viernes en Madrid (¿es una gira secreta o algo así? ¡Me he enterado de puñetero rebote!). Tendré que desplazarme yo a la (dichosa) FNAC a por ella o recogerla el día del concierto, lo que en una sala pequeña y un concierto pequeño no es gran problema pero en alguno más mayoritario ya me ha supuesto algo cercano a la taquicardia.

La entrada cuesta 15 € y los “gastos de distribución” son de 2,30 €, un 16%. Es cierto que son cifras insignificantes pero la tacaña que hay en mí no puede dejar de observar que, por un servicio inferior, se paga lo mismo.

¡Y qué carajo, que con la diferencia una caña por lo menos sí que me tomo!

The Beatles. Ticket To Ride (I got it!)

miércoles, noviembre 03, 2010

Radio Radio

Tenía yo pensado volver a ser “bloguerilmente” activa con una sesuda entrada sobre entradas (de conciertos) pero, mira tú por donde, una agradabilísima sorpresa que me he encontrado esta mañana hace que de nuevo posponga tan distraído tema.

Ya he contado por aquí mi afición por la radio, la generalista y la musical. También he dado gracias al demiurgo por las bondades de los podcast, que me permiten oír cuando quiero y como quiero programas de música que por horario o por lejanía no podría escuchar de otra manera.

Sin la radio vía internet, no podría haberme encontrado esta mañana con este detallazo. Cuando, como cada miércoles de camino al trabajo, me he puesto en el MP3 la emisión de ayer de Sentido Común me he encontrado con un verdadero regalo. Esta mañana casi no cabía en el asiento del tren de lo que me he hinchado de orgullo. Poco ufana que iba yo...

Raquel y Edu, mil gracias. Sois dos solazos.

Elvis Costello. Radio, radio