lunes, agosto 03, 2009

Something In The Night

No es que Bruce lo haya vuelto a hacer. Es que este hombre ha dado una vuelta de tuerca más a lo que hasta hora le había visto hacer. Lo que yo contemplé y experimenté el sábado en Valladolid fue la magia de un hombre dejándose hasta el último gramo de energía que tenía en su cuerpo para que treintaytantasmil personas se fueran a su casa pensando que habían visto el mejor espectáculo de rock que les podía da y si no agarramos el coche para salir pitando a Santiago fue, simplemente, porque no había entradas. Otra cosa es que, como no todo puede ser perfecto, el repertorio del sábado sea, desde mi punto de vista, el más fulero de los que Bruce ha desplegado en España.

No hay mucho que reprochar a un hombre que, siendo quien es él, pudiendo hacer un concierto funcionarial con llenos o casi llenos asegurados. Pero no. Durante tres horas Bruce corre, salta, sube, baja, canta, implica al público, se deja tocar él y su guitarra y, como un sumo sacerdote, oficia una ceremonia de la que todo el mundo sale con el corazón en la garganta. Pero, fancamente, me jode y me rejode que no caiga una sola canción de The Wild y sí tres de The Rising. Ojo, que aquí Madame es la primera que en cuanto se mete en harina grita I'ts all right it's all right it's all right yeah como la que más, pero me queda un regustillo chungo cuando pienso, no ya que no hayan caído For You ni Kitty's Back (once again!) sino que nos hemos quedado sin Jungleland ni Thunder Road...Y, por Dios, cuando miró lo de anoche en Santiago y veo en la lista Backstreets, una de las peticiones de las cuatro pancartas que llevábamos me reconcomen los demonios.

Y hasta aquí los peros que podía poner. El resto...bufff...Thi is rock n' roll!!! A ver qué banda de chavalitos con la mitad de años que Bruce es capaz de poner en pie lo que puso él. Desde el momento en que el acordeón empezó a sonar (al parecer con un pasadoble pero yo no distinguía nada en medio de la ovación general y los gritos de expectación de la zona acotada...sííí, conseguí pulsera verde con mucho esfuerzo) para inmediatamente lanzar ese misil que es Badlands, aquello fue el delirio.



He aquí las bombas que lanzaron estos bestias de la E Street band para poner a todo el José Zorrilla en pie: No Surrender, Night (maravillosa), Hungry Heart, cantados toda la primera estrofa y el estribillo por el público como en el directo del 85, y primera parada -por así llamarlo- con Outlaw Pete, que me sorprendió lo bien que funcionaba en directo. Para entonces Madame ya estaba un poco hasta su ducal moño de las pancartas (pidiendo y Kitty's..., Backtreets, NYC Serenade y For You) y se las había endosado a uno amigo.

Bruce se mueve constantemente a lo largo y ancho del escenario, en cuatro o cinco ocasiones en las que a lo largo de la noche vino a la zona en la que yo me encontraba estuve, no sé, a..¿dos o tres metros de él? ver a ese hombre tan cerca, cantando, los surcos de su cara...fue muy muy muy especial. Desupés de Outlaw Pete primera sorpresa la primitivísima... Spirits In The Night.

Después llegaron Seeds, Johnny 99 en una versión que super roncanrolera y animada que nos puso a todos a 100, la escondidísima Trapped (discusión de horas sobre en qué disco estaba... ninguno teníamos razón) y el “Momento pancarta” al ritmo de Raise Your Hands. Me encanta, hacer sentir al público que tiene arte y parte en la elección de las canciones. Cierto que son pocos los que consiguen que Bruce coja su cartel...¡se le ofrecen cientos! (nosotros no fuimos de “los elegidos”, estábamos cerca pero no tanto). Ahora, la que triunfó fue una enorme que rezaba “No tenéis pelotas para tocar “Great Balls Of Fire”). Vaya que no. Dicho y hecho, esa máquina de rock preparada para triturar almas (Clarence está muy muy muy jodido pero me pasa como con Raú,l que lo prefiero jugando cojo a cualquier mercenario, igualmente prefiero a Big Man en su taburete que una E Street Band sin él) se pone en marcha con uno de los himnos históricos de la nación rockera.



Acto seguido sacó del montón de pancartas un sobre gigante que contenía una nota pidiendo, después de tantos años de espera “Something In The Night” . A una chica que cumplia 12 años le dedicó Surprise Surprise. Habrá a quien no guste e incluso molesten estos guiños a los fans, bastante efectistas, cierto... ¿pero para quién si no va a montar estos números? ¿para congraciarse con quienes critican cada movimiento que hace?

Tras My Love Will Not Let You Down (una canción muy especial para mí: la primera canción que oí a Bruce y la banda tocar en vivo, junio del 99) empezó el lado que menos me emocionó del concierto porque se acumularon seguidos demasiados temas de The Rising, Working... y pocos clásicos, además de 41 Shots, demasiado larga y fuera de lugar para mi gusto. Para remontar el vuelo, el himno springsteeniano por excelencia, Bor To Run. No importa cuantas veces brinque y salte con ese “higway's jammed with broken heroes”. Siempre se me humedecen un poquito los ojos.

Bruce este año está dispuesto a no conceder un respiro. Quien aguante que se venga conmigo. No hay parada para los bises. No hay aliento que coger. Reune a la banda en el frontal, saluda y a tocar otra vez una efectivísima y bailonga Seven Nights to Rock seguido de esa fiesta que es American Land y en la que, excepto Max (pletórico, señores, en un estado tremendo) toda la banda se junta en la pasarela. Recta final, la inquietud de saber que se está acabando, Bobby Jean, Dancing In The Dark (bailecito con una rubia envidiadísma por mí). Justo después de ésta Bruce finge que sus fuerzas se han agotado y se desmaya. Sale un tipo vestido de doctor y, por suerte nos lo resucita para que nos dé a todos, insaciables, un poquito más:



Por desgracia tras la resurrección con la mascarilla milagrosa arrancan las notas de Twist And Shout que gazpachea con La Bamba. Sí es divertido pero se escucha con una mezcla de alegría de y tristeza porque sabemos que es el anuncio del final y que no tenemos derecho a pedir más.



Me pregunto, de verdad, cómo coño lo hace. Hasta dentro de unos años. Allí estaré.

(Siento haber tardado tanto en publicar la entrada pero nos quedamos en Valladolid todo el domingo tapeando a lo bestia, como si fuésemos refugiados, y llegué a casa de madrugada. La mañana, durmiendo y preparando la huída de Madrid. Hasta pronto a todos, felices vacaciones)