viernes, julio 30, 2010

Hands Down

Leo en la prensa que Diana Krall ordenó, al terminar su concierto en Santiago de Compostela, que se revisaran los móviles para interceptar fotografías, no permitidas en los conciertos. No sé hasta que punto el servicio de seguridad de un concierto, que no es autoridad competente, puede obligar a alguien a mostrarle su móvil. Supongo que al formar parte de las normas que uno acepta al comprar una entrada, no hay mucho que replicar.

Pero no se me antoja descabellado porque con las cámaras del tamaño de un paquete de tabaco y sobre todo con los móviles, lo de grabar y hacer fotos en los conciertos se ha desmadrado hasta un punto exagerado. O yo tengo muy mala suerte o la gente se ha vuelto loca.


Es cierto que en mi ADN venía escrito “altura, normalucha tirando a baja”; es cierto que estoy marcada con el estigma de, en cada bolo, estar rodeada de seres humanos que, al parecer, tomaron más Colacao que yo en la infancia (difícil de creer pero a las pruebas me remito). Son imponderables y ni ellos ni yo podemos hacer mucho al respecto.

Lo que no soporto, me cabrea y pone de muy mal café es tener que pasarme todos los conciertos haciendo puntas como si fuera Isadora Duncan, para poder ver algo por encima de una maraña de manos agarrando móviles y cámaras.

Me sorprende, primero, el aguante. Porque no es que hagan dos o tres fotos de recuerdo o graben unos minutos de una canción que les mole. No. Se tiran entre hora y media y tres horas (aquí ya depende del artista en cuestión) con el cacharro en alto. Joder, yo hago unos cuantos ejercicios de bíceps y tríceps con las mancuernas y sufro dolores durante días. Ya desde pequeña, en mi poco estelar paso por el mundo de la danza clásica, lo de aguantar con brazos en alto era lo que peor llevaba, y sin embargo estos aguantan impertérritos con los brazos arqueados en alto y el cuello estirado como una tortuga tomando el sol.

Pero sobre todo me pregunto… ¿a qué coño van al concierto? ¿A esta gente le mola pagar ventitantos euracos, en el mejor de los casos, para pasarse el rato más pendiente de lo que se ve en su pantallita que de lo que pasa en el escenario? ¿De verdad les merece la pena no poner sus cinco sentidos en la actuación y dar el coñazo al prójimo para conseguir una grabación que, además, en el 95% de los casos es una verdadera mierda?

Mira que yo soy partidaria de la paz y el amor pero en momentos así, últimamente cada vez más frecuentes, una palabra acude a mi cabeza: guadaña.

Dashboard Confessional & Michael Stipe. Hands Down

miércoles, julio 28, 2010

Revolution Starts Now

Última hora: El Parlament prohíbe las corridas de toros en Cataluña

¡Qué gran día! ¡Qué envidia! Hay sitios donde se debate y se vota y otros donde la marquesa de Murillo hace lo que le sale de su rubio moño.

No ignoro la hipocresía que hay detrás. En Canarias están ya prohibidas hace tiempo pero no así las peleas de gallos, otra barbaridad que sumar al catálogo de aberraciones que nos coloca a los españolitos, que da la impresión de que no podemos celebrar una fiesta popular sin torturar a un animal, como los más brutos de Europa.

En la propia Cataluña hay numerosas fiestas populares con toros y esas no han entrado en cuestión porque no hay pelotas para jugarse el voto municipal pero... qué demonios, es el primer paso.

Steave Earle. Revolution Starts Now.

martes, julio 27, 2010

Farewell To You

Todavía me acuerdo de aquel Madrid-Atlético, cuando te vi marcar por primera vez en el Bernabéu. La primea de tantas veces.
Lamento tanto que te hayas ido sin alzar una orejona como capitán...

Has dejado momentos que durarán para siempre, como el de esta foto. Otros que me gustaban muy poco, como lo del capote, pero hasta eso te perdono.
No sé de quién es la culpa de que la despedida no haya sido como debería (marcar un gol lesionado es un final épico pero debería haber sido en casa, en tu casa).

Suma y sigue, esta directiva, de lejos la peor en más de cien años, se pasa el señorío y el respeto a los que hacen historia en este equipo por el forro.
Y por favor, la coincidencia meramente temporal con la marcha de otro individuo es eso, meramente temporal. De ninguna manera puedes estar en el mismo saco que un fantoche. Como dice Jules en Pulp Fiction: No es la misma liga. Ni siquiera es el mismo jodido deporte.



White Lion. Farewell To You


jueves, julio 22, 2010

My Little Red Book

El nombre con el que firmo este blog se lo robé a un personaje secundario de mi trilogía favorita.
Tengo una flor de lis roja tatuada en el hombro izquierdo en honor de otro de los personajes, este bastante menos secundario, de la primera de las novelas que forman esta trilogía.
Tengo por costumbre, cada ciertos años, releer las tres novelas.

He leído cuanto he encontrado y he comprado cuanto me he podido permitir de Dumas padre. Hace tiempo que busco, sin fortuna, una colección de obras completas editado hace mil años por la editorial Lorenzana. No sé si quiero encontrarla porque me da terror lo que me podrían pedir por ellas.

Hoy estaba destinado a ser un día normalucho tirando a chungo. Dormir en Madrid es tarea complicada; para quien, como yo detesta con toda su alma el calor casi imposible; una tentadora terraza me atrapó ayer tarde durante horas y cuando me levanté de la silla me percaté de que había bebido más cervezas de lo debido y más cigarros de los que me permiten calificarme de “fumadora social”.

Resultado: la opción de ir al gimnasio, descartada. ¿Qué hacer entonces a la hora de comer? Acercarme hasta El Retiro con intención de terminar el libro que estoy leyendo sentada en la hierba y bajo la sombra fresquita de un árbol.

He subido por la Cuesta Moyano y ¡oh sorpresa! Ahí estaban en un puesto, viejos, muy viejos, forrados en tela roja gastadísima impresa con letras doradas, conteniendo un papel viejo y tostado y con el texto escrito a dos columnas, con un cartoncito escrito a mano “Dumas 5 euros”. Los habituales: La Reina Margarita, El Collar de la Reina, Los Tres Mosqueteros, y otros más difíciles de cazar: Los Cuarenta y Cinco, El Paje del Duque de Saboya y algún otro más de los que ya tengo
Y, oh maravilla, tres títulos que no tenía: La Condesa de Charny, Los Mohicanos de París y Ángel Pitou. He cargado los dos tomos del primero (no llevaba dinero y, por circunstancias estúpidas hoy voy tan cargada de bolsas que parezco un sherpa) y la semana que viene (mañana ya es imposible, viajo a Valencia para ver a The Cult) voy a por los otros dos. Y así, con dos libros tan viejos como puede ser cualquier cosa de 1935, un día difícil se convierte en uno de los mejores momentos de los últimos meses. Y para rematar, la web de RTVE hoy SÍ me deja ver el Tour.

Me voy que empieza la ascensión al Tourmalet.

My Little Red Book. Love (gracias, M. por enseñarme esta canción)


lunes, julio 19, 2010

In Your Face

Cuando eres un absurdo wannabe que intenta copiar al más grande, cuando todos tus numeritos se resumen en un intento vulgar que pretende ser gracioso y espontáneo y resulta patético y ridículo hasta el punto de casi ahogarte en Jerez; cuando eres un bocazas gallito pero te tienen que sacar los colores por cobarde, es lo que te pasa, que te la dan en toda la cara y con exquisita elegancia.
Y te tienes callar.

¡Bravo Vale y bravo Dani!

Kiss. In your face (esto va por Jorge Lorenzo, un valiente, un tío con personalidad, como demostró en Montmeló. Notese el tono irónico)


jueves, julio 15, 2010

Family Tree

Me gusta el momento en el que termino un libro y empiezo otro pero a veces me da pena llegar al final. Como con el que terminé ayer después de la friolera de siete meses: Un cappello pieno di ciliege.

Menuda cenutria, se podría pensar, que tarda siete meses en leerse un libro. Pues sí, eso parece y no es lo habitual en mí cuando me gusta lo que estoy leyendo (cuando no me gusta lo dejo sin más. Hay muchos libros y pocos años para leerlos) pero en mi descargo tengo que decir que:

- Estaba en italiano (con el que me defiendo bien pero no domino, lo que implica lecturas, búsquedas en el diccionario y relecturas)

- Era un tochón de ochocientas y pico páginas

- Durante dos meses mis peregrinajes por el transporte público madrileño han estado ocupados por la preparación del EXAMEN.

Durante la carrera, cómo no, escuché alguna vez hablar de Oriana Fallaci pero (y esto da idea de la carrerilla de “señorita Pepis” que hice) jamás leí ninguna de sus entrevistas, que ya me esperan recogidas en el volumen Intervista Con La Storia.

Lo primero que leí de ella, supongo que en El Mundo, fue el celebérrimo artículo La rabia y el orgullo, publicado días después del 11-S que ella vivió en Nueva York. En ese texto, que luego se convirtió en libro, acusaba, al margen de posturas políticamente correctas a Europa de reaccionar con pacatería ante el avance del islamismo radical. La Fallaci, nunca fue tibia y sí muy visceral e independiente en sus tomas de postura. Tenía el culo pelado de cubrir guerras, especialmente en oriente, así que no hablaba desde la ignorancia.

Esto le costó críticas (recuerdo un artículo particularmente agresivo de otra de mis articulistas habituales, Carmen Rigalt), amenazas y denuncias varias. Estoy segura de que le encantó.

El primer libro que leí de ella fue Un Uomo, adquirido en plena orgía de compra de libros en italiano en una tienda de la Piazza dell Duomo de Milán (extraña ciudad en la que abundan las tiendas de ropa y libros y escasean los supermercados).

Lo cogí por puro interés lingüístico, me interesaba familiarizarme con el dichoso passato remoto, pero reticente, esperando encontrarme un panegírico politizado e idealizado del que se dice que fue su único amor Alekos Panagoulis, opositor a la dictadura griega. En absoluto. Es la historia de un hombre lleno de contradicciones en su lucha política y en su relación sentimental y con un destino trágico fijado desde el principio.

Luego me hice con Penelope alla guerra, que la verdad, al margen del provecho lingüístico, ni fu ni fa.De no haber estado en italiano, no lo habría terminado.

Un cappello pieno di ciliege fue un proyecto que desarrolló durante varios años con la intención de recrear la historia de sus antepasados, centrado fundamentalmente en las mujeres, y que aceleró en la última fase de su vida, cuando supo que el cáncer la estaba matando.

Ignoro si la Fallaci llegó a entrevistar a García Márquez pero apuesto a que sí leyó Cien Años de Soledad. Al menos a mí me lo recuerda en cuanto al planteamiento de cómo las vivencias de una saga (en el sentido literal del término) a lo largo del tiempo desembocan en un destino concreto, aunque aquí sin el famoso realismo mágico, salvo quizá la parte de la familia Ferriere, en lo que se refiere a Marguerite después de abandonar Torino (que durita se me ha hecho, por cierto, la parte que se desarrolla en la dichosa ciudad, especialmente cuando describía tantos sitios que ya se me están olvidando).

Es un libro lleno de vivencias de personas sencillas aunque todo mezclado con parte de invención de la propia Oriana, tocadas por acontecimientos los acontecimientos históricos, especialmente el convulso siglo XIX italiano, en plena reunificación y, curiosamente, con la invetable muerte presente en el inicio de cada una de las partes.

Como en la vida misma, aparecen personas con caracteres muy diversos y formas de reaccionar muy humanas que provocan simpatía, rechazo, lástima o irritación, a mí y a la autora, que lo declara abiertamente. Por ejemplo, a ella le cae bien Caterina y a mí me parece una garrula desconsiderada; Montserrat le resulta antipática y a mí me da lástima.


Da que pensar el hecho de que tantos factores aleatorios a lo largo de la historia influyan en que existamos o no. Curioso además, viniendo de una mujer que nunca fue madre.

Recuerdo perfectamente el día que oí en la radio que había muerto. 15 de septiembre de 2006. Cinco días antes se me había caído el mundo encima.

Megadeth. Family Tree



lunes, julio 12, 2010

A Day In Life

11/7/2010

Lo reconozco, había dejado de creer en "la roja" hace años. Ahora me dejo llevar por el éxtasis colectivo y me gusta porque da felicidad. Efímera, pero felicidad al fin y al cabo.

The Beatles. A Day In Life



viernes, julio 09, 2010

Red Vision

¿Por qué no? Ya va siendo hora de que este país tenga una buena noticia (y después de leer los comentarios de los aficionados en La Gazzetta dello Sport, más: invidiosi!!)



Pat Benatar. Red Visión.

viernes, julio 02, 2010

American Slang

En medio de estos calores que torran Madrid y que me tienen la sesera medio derretida y las conexiones neuronales emitiendo sandeces a trompicones, han venido los Reyes Magos de Amazon con cositas frescas, unas más ricas que otras (juicio del Mojo con dos escuchas: morro torcido. Veremos)



Entre ellas, el que desde ya, aunque apenas hayamos pasado la mitad exacta del año, declaro DISCAZO DEL AÑO 2010 en el Ducado de Chevreuse, pase lo que pase en los próximos seis meses: el American Slang de The Gaslight Anthem. Cañonazo a la tripas y basta.

Este fin de semana sólo pienso sacármelo de las orejas para meterme en la piscina y ver fútbol.


The Gaslight Anthem. American Slang