martes, octubre 27, 2009

Great Expectations

No concibo salir a correr sin música (o sin oír la radio, Alsina suele acompañarme cuando a las 20.00 es todavía de día). No voy sin mi MP3 ni cuando entreno ni en las carreras (salvo la San Silvestre, claro).

Desde que empecé a correr lo que mejor me iba era AC/DC, concretamente el Dirty Deeds. He probado a hacerme mis propias listas. Huyo de las clásicas para estas cosas: Eye Of The Tiger (¡qué cosa más tamarra, por Diossss!), Born To Run (la reservo para momentos más agradables que estar muriendo por falta de óxigeno), Keep On Running, Chariots Of Fire....

Por ejemplo, un tema que suele irme estupendo para correr es No One, de Alicia Keys , Natbush City Limits con esa batería de entrada y varias canciones de los White Stripes como Blue Orchid, The Hardest Button To Button... me van perfectos porque marcan muy bien el ritmo trotecochineril en el que tan bien me desenvuelvo.

También hay canciones que me resultan peligrosas porque inconscientemente acelero el ritmo y como soy muy, pero que muy mala corriendo, me fundo: Look At You de Backyard Babies, You Could be Mine con es parte medio rapeada al final o cualquiera de Anthrax. Got The Time es letal y algún disgusto me ha costado por fliparme demasiado.

Al final de todas las listas me acababa cansando y volvía a mis peculiares discos de AC/DC. Y digo peculiares porque mi MP3 se había empeñado en ordenar, no como decidió la banda, la discográfica, el manager o quien carajo lo hiciera en el 75, sino en orden alfabético. Así, que Dirty Deeds empezaba con Ain't No Fun y acababa con Squeler. A medida que fui aguantando más fueron entrando más canciones de High Voltage, empezando con Can I Sit Next To You. Aquí, claro, lo más que he llegado es a la mitad del disco...

Pero ahora llevo unos días absolutamente enganchada con este disco de unos chavalitos de New Jersey llamados The Gaslight Anthem: 59 Sound, mi nueva banda sonora para salir a trotecochinear que me va perfecta porque, incluyendo estiramientos, resoplidos finales y bebida de agua como si me fuera la vida en terminar un litro en 15 segundos, me da tiempo a darle dos pasadas completas (corrección: el MP3 me había escamoteado 2 canciones así que lo de 2 pasadas completas...las ganas).

Prometo una entrada más amplia sobre ellos, lo merecen de todas todas pero, como estos días ando un poco a matacaballo, no me puedo esperar a dar entrada en el ducado de Chevreuse a este prometedor grupo.

The Gaslight Anthem. Great Expectations (lo que yo tengo cuando salgo a correr. Otra cosa es lo que pasa luego...)


viernes, octubre 23, 2009

Better Days

Ni botox, ni colágeno ni leches. No hay nada como para rejuvenecer como en concierto de un grupo de "mis tiempos", los conciertos de frutos secos. Hoy parezco una chavalita de 20 años y hasta faldita tableada llevo.

Menuda inyección de energía y juventud me metieron anoche Gun. Siempre me gustó este grupo, desde que se dieron a conocer en España allá por 1989 con el famoso concierto de Jácara, cuando tocaron una noche ellos y la siguiente o la anterior sus primos (literal) Texas. Yo no fui a verlos, no sabía quiénes eran. Tenía 16 añitos, una paga de 1.000 pelas semanales (que cundia de lo lindo) y un padre que no me permitía ir a conciertos. Obvio que los 16 años de antes no son los de ahora.

Aquel concierto también debió de ser muy especial para ellos porque charlando luego con la banda (ventaja de los grupos modestos y las salas pequeñas. Desventaja: esa manía por echarte cuando te estás tomando una cerveza con la banda) Giuliano recordaba perfectamente el concierto y la sala. Estaba muy contento porque el grupo siempre tuvo muy buena acogida entre el público español

También tuve ocasión de hablar con Toby Jepson y recordar con él nuestra charla de hace 18 años (se acordaba del concierto, claro, no de la charla. Madame deja huella pero no tanto...), su etapa con Little Angels. También alguna anécdota que revela la sapiencia musical de ese hombre renacentista y multidisciplinar que es Jon Bongiovi. Toby es un tipo cálido y simpático y un estupendo frontman en la tradición de los voceras ingleses que se ha hecho perfectamente a los temas del grupo y ni por un momento se echa de menos a Mark.

El repertorio fue genial, todo grandes hits del grupo y par de temas nuevos (uno me gusto mucho el otro me pareció un poco popero). Arrancaron con Wellcome To The Real World y cerraron con Shame On You. Tremendo ese Better Days y más World Up, Money To Burn, Steal Yor Fire, Taking On The World, I Cant Get Any Lower, ese temazo que es Don't Say Its Over... Salte brinqué y canté como si tuviera 18 años. ¡¡Tan desatadas estábamos mi amiga C. y yo que un tipo del equipo de la banda nos preguntó si queríamos subir a bailar al escenario!!

Fue un agradabilísimo regreso a los años mozos. Adoro estos conciertos de frutos secos. Próxima parada: Quireboys (previo paso por Sardinas en Coruña)


Gun. Better Days (con Toby, of course, se lo ha ganado)

lunes, octubre 19, 2009

The Death Is Not The End

Sucedió hace dos años. Era domingo por la mañana. Estaba en un hotel de Sevilla. Compartía habitación con mi hermana y en la de al lado estaba mi amiga B. Hacía unas horas habíamos asistido al concierto de Héroes del Silencio en la Cartuja y habíamos vuelto al hotel a las cuatro menos algo.

Cuando empecé a oír ruido en la habitación de al lado llamé a B. Me dijo que enseguida se vestía para que bajáramos a desayunar. Entonces cambió el tono de voz...¿Te pusiste la radio anoche? preguntó. No porque casi no quedaba nada del programa y me puse el mp3, respondí. Entonces fue cuando me lo dijo Es que ya no vas a volver a escuchar a Cebrián. Se ha muerto ayer de un infarto. Me pasó como siempre que recibo una noticia inesperada y chocante, durante un momento siento como si el estuviera dentro de un ascensor que cae a plomo.

Nunca crucé una palabra con Juan Antonio Cebrián. Nunca le vi en vivo. Podía haber ido a alguna de sus conferencias o a una firma en la Feria del Libro. Siempre lo iba dejando para más adelante porque nunca piensas que una persona de cuarenta y pocos años se va a morir de golpe y porrazo.

Resulta inexplicable y hasta cierto punto absurdo. Cuando aquella noche de domingo/lunes , como casi siempre, a la una de la madrugada no escuché ese consabido "Hola, ¿qué tal? muy buenas noches..." con el que solía empezar La Rosa de los Vientos sino un sentido homenaje de los compañeros y colaboradores del programa lloré hasta el punto de levantarme al día siguiente con los ojos hinchados. Durante días, cuando leía o escuchaba las palabras de recuerdos de otros locutores de Onda Cero y oyentes se me ponía un nudo en la garganta y se humedecían los ojos. Tenía que esforzarme mucho por no romper a llorar. Me sentía triste como si hubiera perdido a un amigo muy cercano ¿cómo explicar qué lloraba por un señor con el que jamás había cruzado palabra? Fácil, en realidad sí había perdido un amigo. Pocas personas habrá en mi vida con las que haya compartido más noches que con Juan Antonio Cebrián.


En La Rosa de los Vientos Juan Antonio Cebrián creo un genero propio, único e irrepetible. No era un programa sobre historia, sobre ocio, sobre libros, sobre sucesos inexplicables, sobre medio ambiente, sobre actualidad internacional... era todo eso y mucho más en una combinación genial de retranca de manchego de La Elipa y sapiencia de viejo erudito de insultante juventud conducía suave, como si estuvieras compartiendo con él una caña, un cigarrito y unas olivas.


Gracias a Dios su obra ha coincidido en el tiempo con recursos tecnológicos que hacen que sus maravillosos Pasajes de la historia o sus Versus estén a mi disposición en el mágico mundo de Internet para deleitarme con esas recreaciones sonoras, no de datos o aconticimientos, sino de vidas. Alucino cada vez que recuerdo que no eran guiones, como máximo un esquema para no extenderse hasta el infinito, como inabarcable conocedor y narrador incontenible que era Juan Antonio.

Nunca nadie había hecho radio así y nunca nadie la volverá a hacer. Donde quiera que estés, Juanan, gracias.

Fuerza y honor

Bob Dylan. The Death Is Not The End

jueves, octubre 15, 2009

Taxman

A ver, si yo no soy contable, economista, financiera ni ninguna de esas zaranzadajas, si soy una secretaria monda y lironda... ¿por qué me rodean y atacan miles de papelitos cutres cogidos con clips cada vez que llega el IVA? See/read you soon my darlings...

The Beatles. Taxman

Por cierto...¿qué coño hace La Sexta con Bones? Está emitiendo los capítulos en el orden que les da la santísima gana. Pedazo de ineptos...

viernes, octubre 09, 2009

A Good Life

Fin de semana de tres días, temperatura todavía agradable, carrera de 10 km. el domingo... Una buena vida. Excusa perfecta para traer al ducado de Chevreuse este optimista tema de un gran rockero y un tipo estupendo, Joe Grushecky.

Joe Grushecky es un un músico americano al uso en la cuerda de Bob Seger, Elliot Murphy, Bruce Springsteen o John Mellencamp. A estos y algunos más la vida les llevó al triunfo masivo o a mantenerse en un discreto plano minoritario. Supongo que por el camino quedaron muchos más que, directamente, tuvieron que renunciar a hacer de la música su profesión y a los que sólo rescatará la arqueología musica. Joe Grushecky se quedó lejos del éxito.

Cuando no ejerce de rockero Joe es educador social. Trabaja con chicos con problemas de comportamiento en su ciudad, Pittsburg. Esa cotidianidad se nota en su musica. Además es uno de los artífices de la Fundación Light of Day, que recauda fondos para la investigación sobre el Parkinson, enfermedad que padece su manager y en la que colabora gente como Bruce Springsteen, Southside Johnny, Lucinda Williams, Jakob Dylan o Michael J. Fox.

Sin embargo es un tipo feliz en su pequeña parcela en el planeta rock. Cuando viene a España puede contar con unos cientos de fieles devotos que asisten a sus conciertos y compran la música que él mismo edita en su propio sello. Lo merece, puedo dar fe de que en directo suda como se debe sudar en un escenario acompañado de su banda, The Houserockers. Sus composiciones no cambiarán la historia de la música pero de su cabeza salió Code Of Silence, un potentísimo tema que ha cantado en numerosas ocasines con su coleguita Springsteen (y que éste, como no tiene un pelo de tonto, inclyó en su Essentials) Un buen hombre este Joe.

Joe Grushecky. A Good Life. Cuando el lunes no suene el despertador lo será.


martes, octubre 06, 2009

Ain't Gonna Cry

No, la entrada de hoy no va sobre los Juegos Olímpicos. Nos han tangado y ya está. Ya escribí lo que pensaba. Llegados aquí, a seguir hasta que se harten de nosotros por pesados.

Lo de hoy viene porque últimamente acudo a conciertos de frutos secos, es decir, bandas que alcanzaron su mayor éxito durante mi tierna juventud. No hago más que desempolvar cd's que hasta ahora la molicie y la falta de una segunda torre de cds benno de Ikea mantenia en bolsas desde mi mudanza... va para 4 años criando pelusa. Un día me pondré con las casetes…

Ahora toca Gun, unos escoceses que desembarcaron en Madrid hace 20 años para tocar en Jácara, la discoteca más pija de Madrid en aquellos días. Desde entonces sacaron tres discos más que decentes, obtuvieron buena aceptación en España y se los tragó la tierra en el gran terremoto musical de mediados de los 90.

El caso es que les tenía totalmente perdida la pista hasta que paseando por internet me encontré con su gira española para octubre. Es más, en verano tocaron en un festival en Asturias. Huelga decir que, tras flipar 10 o 12 minutos compré la entrada al instante. En su época no los vi. La joven Madame de Chevreuse vivía de la paga de mamá o del trabajo de verano y había que seleccionar mucho qué se iba a ver.

Lo siguiente fue ponerme al día sobre la banda. Miraba la foto de su página oficial y había algo que no me cuadraba en la cara del cantante...Mark Nosequé (mi memoria para los nombres deja bastante que desear). Por un lado, la cara no me resultaba extraña, por otro me parecía que había cambiado mucho... hasta que tuve la grandiosa idea de leer qué había pasado en la banda en los últimos años y resulta que el actual cantante de Gun es el que en su día lo fue de Little Angels, Toby Jepson.

Los Little Angels fueron una buena banda en la más pura onda del hard rock británico que no tuvo suerte. Hasta el año pasado mantenían el record del concierto con menos gente al que Madame de Chevreuse ha asistido. Hasta en esto fueron desgraciados. El concierto estaba programado en una fecha malísima, sábado de primeros de agosto, en una sala que no sé si seguirá existiendo, Universal, por Manuel Becerra. Tuve que bajar desde El Escorial, donde vivía en verano, a Madrid para encontrarme, no recuerdo muy bien por qué, con que el concierto se trasladaba al día siguiente.

Supongo que la fecha de salida de vacaciones y el cambio de día no fueron precisamente una ayuda y al final en la sala nos encontramos unas 150 personas. Sin embargo la entrega de los chicos fue inversamente proporcional. Lo recuerdo como uno de los shows más entrañables de mi vida en primerísima fila (¡como para no!) y me hice con una púa. Otra de las cosas que recuerdo es una tremenda versión de The Kids Wanna Rock de Bryan Adams (cuando era un músico más que respetable y no un mamarracho como ahora). Como éramos tan poquitos, al final del concierto la banda salió a charlar con los cuatro monos que por allí nos habíamos quedado un domingo de agosto.

Recuerdo que estuve hablando con Toby, con Bruce Dickinson, el guitarrista al que todo el mundo hacía gracietas por el nombre, y su hermano Jimmy. Decían estar un poco decepcionados por el cambio de fecha y la escasez de público. Yo intenté dorar la píldora contándoles que sin duda habría habido mucha más gente de haber tocado el día anterior y si no hubiera sido el principal fin de semana de salida de vacaciones en España. También les regañé por no tocar Ain’t Gonna Cry y les dije que no se preocuparan, que la próxima vez esperaba verles tocando en el Bernabéu (lo bueno de los ingleses es que saben a qué te refieres) y poder tomarme también una cerveza con ellos en esa ocasión. Supongo que aquello les hizo gracia porque me regalaron una camiseta del grupo que lucí con notable orgullo durante toda la temporada otoño-invierno en Canciller.

Yo me fui feliz como una lombriz porque por fin estudiar inglés me había servido para algo y había estado hablando con los músicos y deseando que “mis amigos” triunfaran y se comieran el mundo. Ni ellos ni yo lo hicimos.

Y hasta aquí mi tonta historia de hoy.

Little Angels. Ain't Gonnna Cry (menuda mentira... anda que no he llorado veces)


viernes, octubre 02, 2009

I Cant Explain

Pues eso, que no puedo explicar muy bien mis sensaciones hoy con respecto a lo de Madrid 2016. Debería ser de optimismo. Soy la típica madrileña hastiada de zanjas, taladradoras, excavadoras…Cuando atravieso la plaza de Callao me veo a mí misma como dentro de un vídeo-juego, yendo por los caminos delimitados por la vallas amarillas... La perspectiva de unos Juegos Olímpicos en mi ciudad me producía terror y aburrimiento al mismo tiempo.

Aunque siempre he oído hablar del impulso que fueron para Barcelona los Juegos del 92, nunca he confiado en que los ciudadanos realmente se beneficien de estos eventos que exigen tantas molestias y tanto gasto. La única ciudad olímpica que he conocido antes y después de unos Juegos es Torino y, seamos serios, los de invierno son la hermana, no pobre porque son para países ricos, pero sí insulsa de los Juegos Olímpicos. Tampoco es que yo notara nada nuevo en aquella ciudad salvo un metro con una línea que no sé si les sirve para algo. Mi hermana estuvo en Atenas este verano. Dice que sí una ciudad mejora tras unos Juegos no quiere ni pensar cómo era antes Atenas.

Sin embargo, como admito tener débil personalidad, la mañana de la decisión de los de 2012 me sentí indignada, sobre todo por las preguntas del garrapata de Alberto de Mónaco. No me lo podía explicar.

Cuando se anunció que Madrid seguiría optando, de nuevo me uní al grupo de madrileños que desea que el verano de 2016 sea como todos en esta ciudad, un lujo en el que uno puede moverse como quiera, aparcar, disfrutar sin aglomeraciones…Sí, hasta hace unos días Madame de Chevreuse decía NO a Madrid 2016 (el anuncio de radio de la tipa ebria cuyo padre vio a Hemingway ayuda bastante).

Otra vez no me lo puedo explicar. Será que, como lluvia fina, la mercadotecnia municipal ha calado en mi débil personalidad, será que me sube a flor de piel el orgullo de madrileña, pero tengo una corazonada… mala. Otra vez nos va a tocar perder (nótese el uso del pronombre, primera persona de plural).

Ignoro si será Obama subyugando a todos con el brillo de su sonrisa Profident o el influjo de los culos brasileños. Seguramente sea que la candidatura madrileña ha repartido menos euros que dólares o reales, pero alguien nos va a dejar compuestos y sin la pasta olímpica, que es de lo que se trata.

Pues yo digo, que si es así, a por Madrid 2020, ya por narices, a dar la brasa hasta que a Madrid le den unos Juegos por pesados.


The Who. I can't explain.