lunes, enero 19, 2009

Wasted years

Ayer fue un buen día.Hace dos años y medio, sin un motivo concreto ni razonable, M. y yo dejamos de tener contacto. Ella se fue del trabajo porque la relación con los jefes había pasado de privilegiada a tirante y a partir de su embarazo fue de guerra psicológica. Yo, sin que pueda explicar bien por qué, me sentí dolida con ella.

En los 6 años que M. y yo estuvimos trabajando juntas en aquella empresa fuimos más que compañeras. Fuimos amigas a pesar de que no podemos ser más distintas. M. vivió situaciones muy duras. Conmigo pasaba más horas al día -despierta- que con su novio, entre nosotras se forjó una verdadera amistad con sus broncas, confidencias, apoyo en los momentos chungos...

Hace un par de meses, maravillas del correo electrónico que hace los reencuentros infinitamente más sencillos, me escribió para quedar y contarnos la vida. Como suele ocurrir, la cosa se fue postergando (y tamaña dejadez es más sangrante si tenemos en cuenta que vivimos a tres estaciones de tren) hasta que una de las dos, en este caso M., dio un puñetazo en la mesa: "o quedamos ya o nos van a dar otros 3 años".

Fue un encuentro estupendo. M. estaba feliz. Su niño, claro está, ya ha nacido y va a cumplir pronto dos años. Está contenta en su actual trabajo. El niño es gracioso y simpático, nada mohíno, ñoño o llorica. Lo dice alguien a quien no le gustan demasiado los niños.

La vida de M. está bien, ordenada, tranquila. Me dio envidia, para qué negarlo, por haber alcanzado su meta mientras que yo aún no sé cuál es la mía. Pero sobre todo me alegró volver a estar con ella, recuperar una amiga. Yo también espero verte pronto otra vez.

Y después de tanto sentimentalismo... ¡un poco de caña, cortesía del entrañable Eddie!

1 comentario:

maba dijo...

los reencuentros son geniales... aunque es una pena que se tengan que producir por un desencuentro

besos