January

De verdad que no me mola nada la negatividad. No me gusta que este chiringuito que me he montado en el Ducado parezca un lugar para vomitar pesimismo, penas, malos rollos y peores humores. Pero es que las cosas no ruedan de otra manera. Diciembre fue una verdadera mierda. Empezó mal y acabó peor. Enero va por el mismo camino.

Además hay cosas que no ayudan a remontar. Hay noticias que para la inmensa mayoría de la humanidad se quedan en un breve o un espectacular titular de un día y no más. Pero para quien el nombre es más que un nombre, es una persona de carne y hueso, deja muy mal cuerpo porque no se pueden creer.

Es que no hay forma de entenderlo. Porque tengo una noción, una idea, un recuerdo, muy viejo y muy borroso por el tiempo de un tipo alegre, bromista, jovial, siempre sonriente y haciendo sonreír. No fue una amistad fraternal la nuestra, ni mucho menos, fue un colegueo de verano en la orilla de la piscina mientras él perseguía a mi amiga que (qué raro) era muy buena en lo de dejarse perseguir. Me caía muy bien.

Se acabó el verano y nunca volvimos a encontrarnos. Estos días he visto fotos de aquella época, año arriba año abajo. Hace muchos años, veinte seguramente, en los que han pasado muchas cosas. Pero me cuesta entender una decisión así, tan dramática, tan dura, en una persona que en mi memoria aparece siempre sonriendo y que por lo que he podido leer no había cambiado demasiado.

Da miedo pensar lo bruscamente que gira la vida.

Black Label Society. January